domingo, 16 de enero de 2005


El actor y dramaturgo Enrique Argenti solía representar una obra que él mismo había escrito y que narraba la historia de un hombre que se vengaba de sí mismo. El comienzo era un lugar común de los relatos psicológicos: el protagonista odia su propia conducta y trata de castigarse. Una noche, víctima de espantosos remordimientos, el individuo se rompe una botella en la cabeza y se desmaya. Ya recuperado, da en pensar que el castigo que se propinó fue excesivo e injusto. Como se trata de un ser vengativo, resuelve devolverse el golpe y se da una puñalada en el costado. Las venganzas sucesivas y crecientes prosiguen durante toda la obra. El hombre es al mismo tiempo Montesco y Capuleto. Y no hay en su compleja psique ni un solo personaje conciliador que ponga fin a las ofensas.Naturalmente, como toda cadena de venganzas, la historia termina con la muerte del protagonista, o mejor dicho, de los protagonistas.

(Alejandro Dolina)

Publicado por Puzzle a las 17:50
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