jueves, 30 de diciembre de 2004


No daba tamaño. El soldadito de plomo se había quedado chiquito y modesto para ser soldadito. Vino al mundo contrahecho , lleno de rebabas y poco marcial en el paso. Lorenzo, el operario del turno de noche de la fábrica de juguetes lo mandó a la caja de desechos. De la caja de los desprecios saltó a la furgoneta que recorría el horno viejo cada madrugada y en apenas unas horas estaba licuándose a mil grados kelvin. Con la masa incandescente hicieron botones metálicos para gabardinas que empaquetaron en bolsas individuales. El operario encargado de revisar los botones desechó al botón que había sido soldadito y lo mandó refundir. En su tercera reencarnación adoptó la forma de fusible y pasó dos semanas en la sección de electricidad de unos grandes almacenes hasta que fue adquirido por un operario de la fábrica de juguetes. El operario Lorenzo cambió los viejos fusibles de la instalación doméstica y en el momento de accionar el interruptor saltaron los plomos quedando la casa entera sin luz y en silencio, justo cuando el corazón del soldadito se partía en dos al ser fulminado por un latigazo eléctrico . Y todo porque no daba la talla.

(Nota: Este relato se ha publicado hoy en Tentaciones del diario "El País" )

Publicado por Puzzle a las 17:49
Etiquetas: ,

 

2 desvaríos:

Anónimo dijo...

!Enhorabuena una vez más!. Besos.

Anónimo dijo...

Precioso pero un poco triste. Como todo buen cuento.

 
>