viernes, 3 de diciembre de 2004


Te ves confusa en la cocina y miras alrededor. Hay más gente. Unos ríen, otros simplemente no hacen nada. Sales a la galería queriendo escapar, queriendo saltar y estrellar todos tus espantos contra el cemento. Me miras y tampoco entiendes nada. -¿ Qué nos ha pasado ?, no eres quien creí conocer- y vuelves a querer saltar al vacío, quizás el golpe haga menos daño que los propios daños, quizás aquí termine todo. Inicias el vuelo decidida, sin acrobacias, te arrojas sin describir más trayectoria que la de la propia caída , flotas por un momento , abres las alas y tensas los brazos, tu pecho se llena de aire y sólo escuchas una tonada que silba palabras inconexas, las voces lejanas de la cocina quedaron atrás y nada puede detenerte.

Antes de aplastarte contra el suelo , una alfombra extendida como sin querer te empuja de nuevo hacia arriba a modo de tobogán al revés. No pienses nada. Escucha, ahora que estás a punto de abrir los ojos déjame contarte mi último cuento. La última vez que he temblado. Mis insomnios. No es mi voz, es el sueño de mi voz. Ya va siendo hora de remontar el vuelo, de alejarnos de la cocina y los gritos, de que me des la mano y sonrías. Miras de nuevo, ahora ya soy quien crees conocer y te susurro mis miedos. Preguntas qué hora es y te digo que no importa, porque en un rato quedarás dormida y aparecerás en un sueño nuevo. Ronroneas que me quieres y comienzas a bailar mirando a la pared que ya no es tal, ahora es un campo de girasoles dibujado sobre un mapa en blanco en el que pintas todo lo que esperas encontrar.

De un carromato de circo aparece un niño ilusionista que te concede un deseo. Viajas a mil lugares con sólo cerrar los ojos, con abrazar fuerte la almohada. Hay una fiesta en tu honor y sigues bailando alrededor de un árbol viejo y noble, los más ancianos del lugar aplauden tu risa y las niñas te arreglan el cabello. Miras cómo baja el río y suena el agua que corre. No es el sonido del agua, es el sueño del sonido del agua. Te ves parada en la cocina y miras alrededor. El agua sale indecisa del grifo y terminas de aclarar la taza. Estoy en la galería recogiendo tu ropa interior, también puedo abrazarte a la vez, agazapado a tu espalda, tapándote los ojos con mis manos. Cu-cú soy yo. Ahora que estás a punto de abrir los ojos, bailemos un tango.

..está amaneciendo...

Publicado por Puzzle a las 11:25
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2 desvaríos:

Anónimo dijo...

Siempre he querido saber a quién le escribes así. No puede ser un sueño, ni algo que está en tu cabeza. No puede ser una historia sin más, ni nada que se le parezca. Si la mujer de tus rescates, de tus sueños, de cada una de las piezas que reflejas aquí es real, si esa mujer existe, ojalá puedas bailar con ella el tango para siempre. Me muero de envidia, pero creo que si esa mujer existe, merecéis bailar un tango. Siempre.

Anónimo dijo...

Y dinos Mr. Puzzle. ¿Cómo es ese tango?. ¿Gardel , Piazzola?. No dejes de bailar el tango con ella.

 
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