De todas las formas (legales) conocidas de hacer desaparecer a alguien, mi favorita sigue siendo recurrir a terceros. El procedimiento no difiere mucho de otros más convencionales pero resulta –sin duda- el más aséptico de todos y el que menos sospechas levanta. Una vez ganada la confianza de nuestra víctima, la invitaremos a un espectáculo de ilusionismo donde el reclamo principal sea la desaparición de uno o varios espectadores de entre el público. El efecto suele ir acompañado de la promesa de reaparición en una isla tropical situada en algún archipiélago virgen y poco frecuentado. A lo largo de la noche hay que procurar que el entusiasmo se propague como una hilera de hormigas que remonta desde la panza hasta la nuca de quien debe desvanecerse. Al ritmo de música ligera y con la ayuda de doce enormes balones de colores , estos serán lanzados al público. Cada persona que reciba el balón deberá lanzarlo de inmediato en dirección cualquiera y cada receptor a su vez, actuará del mismo modo propagando los balones en movimiento aleatorio hasta que se detenga la música, que justo dejará de sonar cuando nuestro invitado tenga bien cogido por todo su perímetro cierta forma esférica y azul. Una vez que acceda al escenario junto con los otros once, se dirige a una plataforma como de atracción de feria, se les dotará de una linterna que deberán prender en el acto y serán cubiertos por un gran telón blanco mientras las linternas dibujan las sombras de los que las manejan. Un fogonazo de luz y la tela que cae etérea dejando el vacío de doce . Es el momento de aplaudir hasta que duelan las manos. Finalmente , cuando el espectáculo concluya no se quede a esperar, puesto que su acompañante no aparecerá ni en ese momento ni en otro, tampoco el Lunes en la oficina. Quizás el lector prefiera valorar otras opciones menos aparatosas, como borrar el número de la agenda telefónica o no volver a llamar a quien no se desea ver de nuevo.
2 desvaríos:
Yo una vez vi hacer eso en un gran auditorio!. Ya sabes, el gran mago americano que todo lo puede!.
Fue genial!. Lo que hubiera dado por estar entre esas personas...
Efectivamente, el gran Copperfield lo hace y la próxima vez tengo que preguntarle el método, para hacer desaparecer gente de doce en doce.
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