domingo, 13 de marzo de 2005


Siempre me gustaron las habitaciones de hotel, ya desde los días de conciertos y giras, los de escapadas para querernos a deshoras o los de viajar solo y echar de menos una sonrisa que se dibujara con las primeras luces. Lo demás es ir descubriendo pequeños detalles, los dibujos del bordado de la mantelería, el color escogido para las habitaciones o los cuadros que las visten, los caramelos de frutas en el vestíbulo; los jaboncitos de mano y la revista sobre la mesilla de noche, el perrito de diseño en el patio de recepción y la manera de despertarte a la hora convenida; las baldosas del cuarto de baño y la fruta y el fiambre del desayuno, los capuccinos y la salita de lectura. La falda por encima de la rodilla de la chica que rehace la habitación, tanto que dan ganas de colgar el cartelito de no molestar con ella dentro. Siempre me gustaron a la hora de la siesta, para tomar nota de unas cuantas ideas que me rondan la cabeza o para asaltar la página ciento diez de un libro cualquiera. Total, para terminar pensando siempre lo mismo: que seguro que a ti te encantarían las vistas desde el balconcito y que ojalá estuvieras aquí conmigo para deshacer las sábanas, desayunar a deshoras y hacer que el tiempo se detenga mientras nos quitamos la ropa.

Publicado por Puzzle a las 20:56
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5 desvaríos:

Anónimo dijo...

un relato especial, me gusta tú blog un saludo

Anónimo dijo...

he visto tu web y esta genial ! saludos

Anónimo dijo...

Jorge:
Por fin puedo dejarte un mensaje.
Me gusta mucho tu blog y espero seguir descubriéndote por aquí.
Abrazos,
Ro

gonzalvo dijo...

Nina:

Gracias por los comentarios y por linkarme en tu página. Muy interesantes las fotos que haces. Enhorabuena.

Rosa:

Ahora ya puedes ir dejando los desvaríos que se te ocurran. Viniendo de alguien que escribe, siempre es un halago que opinen favorablemente acerca de lo que uno hace. Gracias por seguir Puzzle.

Rosa Silverio dijo...

Jorge:

Me ha encantado la Habitación 101. He disfrutado cada línea.
Tienes un talento natural para envolver al lector con la atmósfera que describes y la situación que planteas.
Una lectura deliciosa.
Imagino que a muchas mujeres les gustaría pasar por la habitación 101.

Abrazos,
Ro

 
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