Un día normal es un día sin sobresaltos, sin nada reseñable en la agenda, con unos cuantos sucesos de menos en el periódico y un tiempito extra con el que no contabas para la siesta. Por supuesto , en un día normal no te toca la lotería, ni reaparece una antigua novia diciendo (que no pensando) que te echa de menos y que no estaría mal tomar un café a ver qué pasa, por los viejos tiempos, ya sabes. Y los viejos tiempos se quedan en eso, en viejos, y la antigua novia te olvida y se va con otro. Fin del capítulo treinta y pico de la Historia Universal. Lo más emocionante de un día normal es que te llegó una postal de aquella academia de bailes de salón en la que pediste información ni recuerdas cuándo ni para qué y un par de cartas del banco o de la compañía de teléfono que amablemente te recuerdan el estado de salud de tus finanzas. Rebuscando un poco más en el buzón encontraste (además) el boletín mensual de la Fnac, así que considérate un tipo con suerte. Tampoco llegan mensajes al móvil y recuerdas aquellos días de decenas de avisos a cualquier hora, bromeas y murmullas que ya nadie te quiere, se lo dices al perro que te mira con un enorme signo de interrogación sobre la cabeza. Ya no tienes “punch” , ni ganas de tenerlo. Los días normales no van a ningún sitio, ni pasan gloriosos a la memoria histórica de cada uno. Simplemente quedan para revisar maletas llenas de fotos y mirarse al espejo mientras juegas a las preguntas impertinentes.
Luego resulta que escuchas la puerta y el tintineo de llaves, como si ella fuera Campanilla anunciando su próxima aparición , que entra resoplando y que no tuvo un día normal porque el imbécil de siempre le secuestró la sonrisa. Deja caer la maleta o la mochila y te abraza en la puerta del saloncito mientras el perro hace piruetas de estrella de circo sobre la pista central al tiempo que el maestro de ceremonias da paso a la orquesta y los saltimbanquis.
Un día normal deja de serlo entre malabarismos y contorsiones que se despachan a gusto por el pasillo y la alcoba.
Luego resulta que escuchas la puerta y el tintineo de llaves, como si ella fuera Campanilla anunciando su próxima aparición , que entra resoplando y que no tuvo un día normal porque el imbécil de siempre le secuestró la sonrisa. Deja caer la maleta o la mochila y te abraza en la puerta del saloncito mientras el perro hace piruetas de estrella de circo sobre la pista central al tiempo que el maestro de ceremonias da paso a la orquesta y los saltimbanquis.
Un día normal deja de serlo entre malabarismos y contorsiones que se despachan a gusto por el pasillo y la alcoba.
3 desvaríos:
Un día normal puede convertirse en un día casi perfecto si cierras los ojos un segundo y repasas mentalemente un confortable paseo por el parque, si recuerdas el momento en que ese niño te sonrió con los ojos abiertos como platos mientras le devolvías el balón, si te alegras de ser quien eres y estar donde estás. Un día normal es aquel en el que no sucede nada malo que te impida seguir caminando. Yo me conformo con eso, que no es poco. Un beso.
Llega cerca del abrazo de la muerte y la vida te parecerá deseable y maravillosa.
Llega a los confines del miedo y suspirarás por un aburrimiento sosegado y seguro.
No tengo nada ingenioso que añadir a propósito del tema, me conformo con poder reconocer el mérito que tiene tu escrito.
He leído muchas de tus notas de pensamientos y me gusta la línea de tu pluma (entiéndase tu estilo). El caso es que el otro día no tenía nada mejor en que invertir los 15 minútos que me quedaban en un ciber y decidí echar un vistazo a blog's amigas (busqué por Zaragoza) y apareciste tú entre los seleccionados. Me gustó tu presentación, me gsutó el tono de tu discurso y el tinte filosófico... y me sorprendió una grata coincidencia con una sonrisa... Te cuento. Acabo de llegar a Zaragoza arrastrado por fuerzas del destino y de los orígenes (la tierra que te ve nacer siempre te llama a su seno), mi vida ha dado un vuelco y habiendo empezado este año informática en barcelona (en la 2ª mejor universidad de españa y con un excelente puesto), he acabado aquí, estudiando filología inglesa, ya ves qué abismo. Pero lo más interesante de todo, lo más curioso y extrañamente coincidente, es que el resto de mi vida ha transcurrido hasta ahora en una de las Canarias, Tenerife. Creo que las islas y sus gentes me contagiaron una manera especial de enfocar el mundo... No sé, tal vez fuera interesante hacer amigos, y si guardan experiencias comúnes, hay una conexión de algún tipo. A todo esto lo único que quería hacerte saber es que el otro día el encontrarte me pintó una sonrisa, son de esas cosas que en los días normales no ocurren, un encuentro, cosas de magos y de magia. Me gusta leerte, he aquí un nuevo lector. Yo también tengo una blog (www.cockandbullstories.blogspot.com), si algún día te apetece pasarte por mi espacio, tienes las redes abiertas, jejeje ;-). Un cordial saludo,
"la eta princo" (el principito).
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