Pongamos que te conozco, que de una manera o de otra ya habito en ti y tú en mi, llenando (pero no necesariamente sabiéndolo) espacios que no pueden ser ocupados de otra manera. Te has dado a conocer , nunca del todo, porque a ese punto no se llega ni con calzas y acostumbro a sobrevolar medio a ciegas –mi escasa visión nocturna no me permite grandes proezas- la pista de aterrizaje.
Advertir o intuir tu forma y tu piel resultan la misma cosa , sobre todo cuando te estiras de brazos y piernas a los pies del trampolín de almohadas y sábanas asustadas que conforman la estancia. Me falta aprenderte y explorarte sin ayuda de la cartografía aunque a veces necesite de todas las disciplinas. Prometo método y rigor.
Sin ir más lejos, creo que esta noche voy a repasar la lección. Aunque tenga que quedarme en vela y volar bajito.
Advertir o intuir tu forma y tu piel resultan la misma cosa , sobre todo cuando te estiras de brazos y piernas a los pies del trampolín de almohadas y sábanas asustadas que conforman la estancia. Me falta aprenderte y explorarte sin ayuda de la cartografía aunque a veces necesite de todas las disciplinas. Prometo método y rigor.
Sin ir más lejos, creo que esta noche voy a repasar la lección. Aunque tenga que quedarme en vela y volar bajito.
2 desvaríos:
¡Excelente!, como de costumbre.
Nadie expresa como tú la manera de aproximarse a otra persona, a otro cuerpo. Hay días en los que leyéndote, todo toma una perspectiva diferente y mejor.
Cosas así, le hacen la vida mejor a una.
Gracias.
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