viernes, 15 de julio de 2005


Suele llorar en el ascensor, entre el segundo y el décimo, una vez que se asegura que hará el recorrido sin compañía. Ha desarrollado una habilidad especial para disimular las lágrimas, para saludar a quien le salga al paso ofreciendo una sonrisa luminosa como una mañana de sábado, aunque hace tiempo que olvidó la luz que despiden los sábados. Le gustan los nombres de los días, sabe que un lunes siempre será un día disgustado, que los martes todavía son el comienzo de algo que pronto doblará la esquina despidiéndose con un aleteo de pañuelo blanco. El miércoles comienza con el alma sobrecogida , porque mira la vida desde un tobogán desde el que salir disparada rumbo a una tarde de jueves que suena a jazz y a planes venideros. De viernes a domingo, prefiere perderse en unos brazos o en un libro, aunque hace tiempo que los brazos no son los adecuados y los libros, los libros barruntan tiempos mejores entre páginas arrugadas e historias imposibles.

Suele llorar a escondidas, inventando finales felices, derramándose por completo en cualquier avenida transitada en horario de oficina, esquivando empujones de semáforo y carteristas de corazones rotos. Hace calor y echa de menos un ascensor. Una vez, sólo una, hizo el amor entre el segundo y el décimo, pero le supo a poco, le supo a otra cosa y fue a partir de entonces que empezó a llorar sin motivo, aunque eso es lo que prefiere pensar , al menos de lunes a viernes, porque de resto, ni piensa , aunque suele llorar y esperar unos brazos mejores, un libro con final feliz leído de tirón una noche de sábado que se junta con mañanas de domingo, que lejos de lo acostumbrado, son mañanas de ascensores contentos, de churros con buñuelos , de desayunos y noticias que llegan de lejos, como un recuerdo lejano, como un rumor o un susurro a ritmo de bossa, con voz de mujer que calma o que cura y que canta bonito. Tan bonito que mata.

Publicado por Puzzle a las 11:16
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8 desvaríos:

Anónimo dijo...

Dile por favor, que hay edificios de mas de diez pisos, puede ser que haciendo el amor en el ascensor desde la planta baja hasta la vigesima no le sepa a poco, o si, y volvamos a empezar.

Anónimo dijo...

Yo a veces lloro en el ascensor y me vuelvo tan pequeñita de tanta tristeza, que entonces me da por llorar en la lavadora o en el microondas. Menos mal que a veces alguien que escribe como tú lo haces, me rescata y me lanza a la luz.

Cuida tu talento. Es un tesoro que tienes.

Anónimo dijo...

Lloro ahora después de leer esto, lloro todo el rato por sentir que no me quiero, que es necesario que venga alguien de fuera para recordarme lo que valgo, lo que soy y el potencial que tengo. Lloro y nada me puede hacer dejar de llorar, lloro hasta cuando canto esas bossas que tanto me gustan, con mi voz cálida y rota, hoy esta así...muchas gracias Puzzle por juntar algunos pedacitos con tus cariño...

Rosa Silverio dijo...

Me ha emocionado mucho la lectura de este texto. Es precioso y mágigo. Me encanta su ritmo. Tienes una enorme capacidad para describir y recrear escenarios, para hacer que lo imaginario cobre vida, para darle olor a las cosas, para desentrañar mi nostalgia y otras emociones.

Gracias por esta bossa de fin de semana tan hermosa.

Besos caribeños,

Ro

marisa negri dijo...

una mariposa se detiene de pronto cerca de mi ventana y aletea?
lloro
la noche huele a jazmines y bailamos un tango cantando bajito?
lloro
una mirada antigua se cruza con la mía a orillas de la cama?
lloro
mi hijo me acompaña a un concierto?
lloro
entro a puzzle con mi café con leche y aún la cara por lavar y las palabras cruzan el océano silbando una bossa?
lloro.
todo el tiempo. lloro por cosas así
gracias!!
un abrazo y una lágrima nueva

Anónimo dijo...

Qué suerte poder compartir sus historias y su estilo. Déjeme decirle que ayuda mucho leer sus cuentos. En cuanto aprenda a cantar bossa, me apunto a salir a las calles, y hacerlo en voz bajita...

Besos

Anónimo dijo...

Me encanta leerte. Es curioso como un desconocido puede a veces aportar tantas cosas sin darse cuenta, y creo que tú lo haces.

A veces te leemos incluso en familia, mi marido, mis hijos y yo, como el que mira la tele, pero claro, no se puede comparar...!!!

Un afectuoso abrazo.

Familia Feliz.

Pilar dijo...

Hola, Jorge :
Este es el último texto que me ha pellizcado el corazón. Y por una razón sencilla: lo escribiste en una de las peores épocas de mi vida, ya que este 15 de Julio moría mi padre, y aparte, mi cumpleaños es el día 14 de Julio.
Ya había tenido un anterior cumpleaños muy triste, en 2004, pues fué mi primer cumple sabiendo que mi marido se había liado con una chiquita de 20 años.... En fin...
He llorado como en tu relato, pero hay tantas cosas a las que aferrarse !!! Y una de ellas es encontrar un blog como el tuyo.
La vida es maravillosa, aunque no nos sepan querer como nos merecemos, ó quízás no demos en la vida con la persona que nos quiera y sepamos querer con éxito.
Sigo por aquí, hay mucho donde emocionarse....... !!!!
un abrazo
Pilar

 
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