viernes, 26 de noviembre de 2004


Bastaría bien poco para volar. Para dejar de pisar suelo firme y levantar el vuelo, aunque sólo fuera un palmo, dos a lo sumo. Apenas un momento de ingravidez para desocupar el espacio que habitamos y salir de la funda que nos envuelve, como frágiles muñecas dentro de otras muñecas, como personas con cremallera que se quitan el disfraz a media noche. Sin hilos, sin artificios ni poleas , sin otra fuerza de sustentación que la del mismo vuelo. Que las manos y los brazos hagan el papel de hélices perfectas rasgando fuerte el aire que ronda cerca. Bastaría bien poco para ser delicados y encaramarnos a la estela de una bandada de pájaros mojados y navegantes de ciudad , detener el impulso y mantenernos quietos entre las cornisas y los tejados, compartiendo las corazonadas de los amantes de azoteas que también aspiran a ser aeronautas urbanos y que no quieren volver a aterrizar. Nunca más.

Publicado por Puzzle a las 15:23
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