Tú no lo sabes, pero decidí amarte la primera vez que dormí contigo. Las decisiones son unilaterales en la medida que no pueden tomar otra dirección posible. No lo sabes, pero decidí amurallar mi acuartelamiento para que nadie que no fuera tú pudiera entrar. Es cuestión del buen gourmet. Querer lo mejor y no ver otra salida.
Tú no lo sabes, pero decidí amarte sólo a ti, siempre que me lo permitieras, sin calcular los daños colaterales o el número de víctimas. Y así fue que no quise que nadie entrara, porque mis puertas, mis candados, mis islas y mis desvelos cerraron filas en torno a tu diminuta ropa interior, tus brazos y tus manos de acariciar.
Tú no lo sabes, pero levanté un monopolio de sueños y días de no querer salir de nuestras cuatro paredes. De querer crecer a tu lado, de ver cómo mis pantalones descansaban en el borde de tu cama, y de alimentar la esperanza de levantar un amor infinito. Tú no lo sabes, pero no pude dejar de amarte, aunque pensaras que perdimos los mapas. Porque no hay manera espacios ni escenarios en los que no me sienta perdido sin tu estela de abrazos.
Tú no lo sabes pero decidí amarte. A pesar nuestro.
1 desvaríos:
Echaba de menos tu forma tan personal de mostrarte al mundo. No es que no me guste el resto de las piezas de tu puzzle, es solo que tu parte más íntima es la que más me conmueve.
A veces, me gusta seguirte a distancia, agazapada entre los arbustos y los ramilletes de flores silvestres, pero tú, nunca me verás.
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