domingo, 5 de junio de 2005


Violeta escribe todo lo que piensa desde que conoció a un gato despistado que le aseguró que no se puede dejar de pensar ni un solo instante, ni siquiera cuando duerme o cuando estornuda. Como las afirmaciones categóricas, en general, eran cosa que Violeta dejaba únicamente a políticos o pretendientes, no hizo mucho caso.

Con el tiempo Violeta notó que la cabeza le bullía como una olla express y comenzó a temer que el gato aquel pudiera tener algo de razón en sus planteamientos. Lo cierto es que sentía un cosquilleo en el hipotálamo, a la altura de las coletas, y enseguida resolvió que era un pensamiento. Pensó que sería una anécdota, un trenecito que pasa por la estación sin detenerse a recoger o a dejar pasajeros, un pájaro en vuelo migratorio. Se dio cuenta que, en realidad, lo de la anécdota, el trenecito y el pájaro eran pensamientos con toda la forma y el fondo de los pensamientos, pensó en la flor pensamiento y supo que seguía pensando y que casi con total certeza, no podría dejar de pensar tal y como le había dicho aquel gato despistado.

Como además, el asunto le parecía ciertamente inquietante, decidió escribir todo lo que pensaba. Acunar los pajaritos y los trenes, las anécdotas y las cosquillitas en las coletas. Y ahí sigue que sigue, dale que dale, amontonando tomos, gruesos cuadernos y Moleskines de todos los tamaños, sin dejar de escribir lo que piensa, no sea que un día, de puro cansancio se quede dormida y los trenes llenos de pájaros pasen a ser una anécdota olvidada de la que apenas quedó una cosquilla.

Publicado por Puzzle a las 23:25
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3 desvaríos:

Marquesita dijo...

me gusta, tus fábulas siempre haciendo pensar a los lectores, yo también anoto casi todo lo que pienso, cuando me acuerdo, cuando mas necesito escribir no tengo libreta o boli en el bolso,

Anónimo dijo...

Suelo escribir mis pensamientos a menudo pero, últimamente, cuando se me ocurren las mejores ideas, no tengo donde apuntarlas. Así que se desvanecen en la nada. Claro que, suele pasar antes de quedarme dormida.
Besitos

Anónimo dijo...

Tengo libretitas pequeñas, moradas, con las tapas duras, marrones, incluso una verde que hace poco me regaló alguien muy especial, libretas grandes con las hojas de colores, Moleskines, pero cualquiera de ellas contiene mis delirios con el mayor de los cariños. Siempre llevo alguna en el bolso. Eso, y un libro de cuentos recomendado. Si no, ando coja.
Un beso.

 
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