domingo, 5 de septiembre de 2004


Quiso ser bengala y sobrevoló en vuelo elíptico la superficie de la cama, orientándose en dirección norte. Buscó guiarse en la oscuridad, siguiendo la estela de luz y sin otra referencia que la de su instinto y las formas que dibujaban las sábanas.

La madrugada invitaba a desplegar las alas de manera silenciosa y delicada. Planearía todo lo que le permitiera su envergadura y atacaría el objetivo en cuanto divisara el mejor sitio para dejarse caer. Rectificó el rumbo y tras varias acrobacias, consiguió dejar a la vista su cuerpo desnudo. Vaciló un instante, pero pudo remontar el vuelo antes de que alcanzara su ombligo. No quería arriesgarse , así que volvió a calcular las coordenadas precisas: latitud y longitud , labios y muslos. Repostó combustible y se impulsó hasta su boca. Un ejército de feromonas entusiasmadas inundó la habitación.

Los kamikazes enamorados sabían que ese era el último vuelo y no se permitieron dudar. Ella le dio permiso con un gesto en la mirada, y el se lanzó en picado para estrellarse al sur de su cuerpo. Justo para morir entre sus piernas.

Publicado por Puzzle a las 10:00
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