Te inmovilizaron, luego te obligaron a alzar la vista en una mañana de lunes. -Ven a salvarme- dijiste, -de los demás, de mí misma, de mis propios errores. Hablabas en un susurro, en un aliento sobrecogido, como zozobrando por dentro, mientras todos aquellos de quienes huías, evitaban levantar la vista al cielo que iba perdiendo la luz, pareciendo como si fuera a llover pero sin llover y tú temblando, como si de un momento a otro fueras a romper en llanto, pero sin llorar. Yo no quise ayudarte, tampoco no ayudarte, simplemente no hice nada. No dije nada. Fuiste apresada y condenada a mirar el eclipse hasta que se adentrara todo su fuego en los ojos.
Ahora los demás sabrán que lo último que avistaron tus pupilas laceradas fue la visión apagada , mas bien lánguida , de una turba agitada que clamaba por todo aquel daño que hiciste y que nunca, hasta entonces, fuiste capaz de contemplar.
Ahora los demás sabrán que lo último que avistaron tus pupilas laceradas fue la visión apagada , mas bien lánguida , de una turba agitada que clamaba por todo aquel daño que hiciste y que nunca, hasta entonces, fuiste capaz de contemplar.
7 desvaríos:
hola... no se bien cómo llegué pero me gusta... es más, creo qe pasé hace tiempo y luego perdí la pista...
volveré y te linkiaré.
saludos.
Impresiona... y eso que no lo entiendo...
Ella hizo mucho daño y merecía darse cuenta, no?. Lo que me gusta del relato es la tensión y la manera de aplicar un castigo: mirar al eclipse. Fantástico!
A mí cada día me obligan a mirar eclipses y otros fenómenos extraños, porque cada día veo menos y entiendo menos.
Qué lindas entradas... acabas de llenar de emoción esta pequeña sala. Un placer encontrar sitios así... te añado a mis enlaces si no te importa...
Besos
P
hoy me siento sola y tus palabras me hacen compañía. Mucha. Gracias!
Los ojos lacerados pueden ver más que los intactos. Besos.
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