No sé cómo tuve fuerzas para arrastrar el cuerpo y cubrir el agujero. Nate siempre había insistido en lo de cuidar de Maude y la niña. “Si algo me pasa: sea lo que sea” no dejaba de repetir. Y no podía decirle que no, tampoco que sí. Eso también es cierto. Me limitaba a escucharle con mirada grave entre trago y trago. Brindábamos por nosotros y por la familia, por la parte de mi vida que él envidiaba, por la parte de la suya que yo anhelaba y no quería reconocer -que no podía reconocer-, en definitiva, brindábamos por Maude. Ahí fue que tomé la decisión, al apurar el último trago, manteniendo la mirada en el brindis, y creo que él también lo supo. En honor a la verdad, debo decir que, quizás porque era mi hermano mayor apenas ofreció resistencia.
Imagen: © Tread
Imagen: © Tread
3 desvaríos:
Ey!, que miedito Jorge! Vaya historia de hermanos!.
Felices días, por cierto...
Besos
Repetido,repetido...
Me encanta! Como no, cuando puedo me pierdo en tu pagina, besos
elibcn25
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