martes, 16 de diciembre de 2008




No sé cómo tuve fuerzas para arrastrar el cuerpo y cubrir el agujero. Nate siempre había insistido en lo de cuidar de Maude y la niña. “Si algo me pasa: sea lo que sea” no dejaba de repetir. Y no podía decirle que no, tampoco que sí. Eso también es cierto. Me limitaba a escucharle con mirada grave entre trago y trago. Brindábamos por nosotros y por la familia, por la parte de mi vida que él envidiaba, por la parte de la suya que yo anhelaba y no quería reconocer -que no podía reconocer-, en definitiva, brindábamos por Maude. Ahí fue que tomé la decisión, al apurar el último trago, manteniendo la mirada en el brindis, y creo que él también lo supo. En honor a la verdad, debo decir que, quizás porque era mi hermano mayor apenas ofreció resistencia.

Imagen: © Tread

Publicado por Puzzle a las 23:08
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3 desvaríos:

Anónimo dijo...

Ey!, que miedito Jorge! Vaya historia de hermanos!.

Felices días, por cierto...

Besos

Anónimo dijo...

Repetido,repetido...

Anónimo dijo...

Me encanta! Como no, cuando puedo me pierdo en tu pagina, besos
elibcn25

 
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