miércoles, 21 de julio de 2004


Le gustaban todos sus puntos cardinales.

Abrazarla por todos ellos, por detrás , encaramado a su espalda, cerquita dela nuca y el nacimiento del pelo. Por delante , bien pegadito a su cuello.

Al Norte, su mirada. Al Sur,el calor de sus muslos. Al Este y al Oeste sus brazos, sus manos de agarrar y no soltar.

Sin preferencias. Sin predilecciones.

Le gustaban sus puntos cardinales, sus puntos guía, los pilares básicos sobre los que cimentaba su forma de ver las cosas y la vida. La leyenda de su mapa, su orografía y su relieve.

Sus puntos de vista, y los cientos de matices de sus muchos rumbos.

Le gustaba la idea de ser brújula, y aprender a explorar sus puntos cardinales.

Publicado por Puzzle a las 9:54
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lunes, 19 de julio de 2004


Hicieron un repaso de los asuntos pendientes. Ella insistía en un concierto de jazz, pero el se negaba en rotundo.

-¿Pero por qué ?

-Porque te pondrás tonta con el saxofonista, o con el clarinetista, o vete tu a saber con quién . Me dirás que tienes un amigo que toca el saxo y que es increíble escucharlo. Y te recordará a el, y me dirás que te gustan los músicos, su lado bohemio y canalla, su manera de crecerse en el escenario, y de hacer el amor con el instrumento. Le mirarás más que a mí, y te acordarás de todos los músicos de tu vida, en especial de ese tan guapo que te pidió el teléfono en Barcelona. El que te quería llevar de fiesta. El cabrón aquel.

-Pero qué tonto te pones.

-Ya, claro. Tonto. Pero tengo razón y lo sabes. Se te pondrá tu mirada de pensar (esa mirada que tanto le gustaba) , y te quedarás embelesada con la música, y con el saxofonista. Y con su forma de moverse y vacilar con las chicas.

-Bueno , pues vamos a un concierto sin saxofonista. Trío de piano, contrabajo y batería. Es menos “peligroso”. ¿Aceptarías un trío de piano, y percusión? .

-¿ Un trío? ¿ Qué si aceptaría un trío?

-¡ Dios! , qué bobo te pones.

-Si, pero te gusta .

Quedaron en silencio.

Recordaron lo compartido: sus intentos de arreglar el mundo en una terraza ,  los paseos por la playa y los viveros, los bares con solera. Sus conversaciones trascendentales acerca de amor, sexo,  filosofía y sicólogos chiflados.  Discutieron y se les olvidó. Hablaron de cómo hacer para no herirse, e inventaron señuelos y esperanzas.

Visitaron librerías. Compraron poesía y cuentos. Cuentos que se leerían después, mientras escuchaban a Mahler, y se emocionarían. Y no podrían seguir leyendo.

Prometieron no mentirse, y ser leales. Ella le prestó toallas limpias. Volvieron a ver el mar, y a desayunar a deshoras. Entablaron tertulias interminables y se les pasó la hora de comer. Durmieron la siesta, y le dieron mil vueltas a su viaje a Sudamérica . El preparó la cena y lavó los platos. Ella puso la mesa y le ayudó a recoger. También recibió llamadas y mensajes de remitentes inesperados. Volvieron a discutir, pero esa vez, duraría menos. Aprendieron algo nuevo.

Regaron las plantas. Debatieron acerca del amor, y de los amantes, de las relaciones y de lo que esperaban de la vida. De la posibilidad de poder elegir. Bebieron vino. Se recomendaron escritores. Vieron fuegos artificiales. El hizo tonterias en el coche, mientras ella conducía. También se dejó olvidada (a propósito), una de sus camisetas favoritas, justo debajo de la almohada. La perfumó y le confesó su secreto en la estación.

Modificaron la lista de asuntos pendientes: Bailar, un picnic, ir al cine y al teatro, navegar en un velero y escribir juntos un cuento. Dejarse llevar por las olas del mar, y hacer la compra.  Ser cada vez más amigos. Más cómplices. Viajar y descubrir, hacer fotos y escapadas. Comprar ropa y golosinas . Creer el uno en el otro.

Ella rompió el silencio con toda la ternura del mundo.

-¿ Cuántas cosas crees que nos dejamos olvidadas en nuestra lista de asuntos pendientes?.

El rompió el encanto, a bocajarro.

- Casarnos, procrear y matar a todos los saxofonistas.

Publicado por Puzzle a las 23:43
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viernes, 16 de julio de 2004


Después de todo éste tiempo a veces me da por pensar en lo que queda de mí, lo que queda de ti, lo que queda de mí en ti, lo que queda de ti en mí.

Publicado por Puzzle a las 6:20
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martes, 13 de julio de 2004


De la forma mas insospechada, descubrió que había mil maneras de sentir envidia. No solo de las personas que aparecieran en su vida, y quedaran prendadas de ella. Sino también de la ciudad y sus calles.

Envidia de las ramblas, de las playas, de las aceras que pisaba, de aquellas que la veían pasear cada tarde. Envidia de las plazas, de los kioskos de prensa, de su portal , del ascensor que tomaba cada día , de los rellanos y los chaflanes, de la estación de metro, de los autobuses. De los jardines y los bares.

De todos y cada uno de los espacios abiertos que disfrutaran de su presencia, de su olor y su sonrisa.

Envidia de cada parque, de cada banco, de cada uno de los rincones que pudiera llenar con sus andares descarados.

Celos de escaleras y pasillos, de balcones y terrazas, de su dormitorio y su almohada y en última instancia, de sus toallas y sábanas, de su horquilla para el pelo.

Comprendió que había mil maneras de sentir envidia. También de las calles.

Publicado por Puzzle a las 6:02
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viernes, 9 de julio de 2004


Y de repente hizo aparecer mas personas en su vida. Y el ilusionista perdió la cuenta.

Metió la mano en su chistera, y volvió a sacar otro amigo. Y otro, y otro. Y otro más. Tuvo miedo, pero aún así volvió a sacar otro.

Nunca dejaron de aparecer como por arte de magia. Y el ilusionista volvió a perder la cuenta.

Nunca llegó a saber todos los que habían, ni todos los que vendrían.

Al otro lado del oceáno, al otro lado del planeta, de su almohada o de su cuarto. Apostando en el portal, en la orilla de la playa o en los pasillos de la facultad.

Tenía una chistera sin fondo.

Publicado por Puzzle a las 7:15
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