Y de repente hizo aparecer mas personas en su vida. Y el ilusionista perdió la cuenta.
Metió la mano en su chistera, y volvió a sacar otro amigo. Y otro, y otro. Y otro más. Tuvo miedo, pero aún así volvió a sacar otro.
Nunca dejaron de aparecer como por arte de magia. Y el ilusionista volvió a perder la cuenta.
Nunca llegó a saber todos los que habían, ni todos los que vendrían.
Al otro lado del oceáno, al otro lado del planeta, de su almohada o de su cuarto. Apostando en el portal, en la orilla de la playa o en los pasillos de la facultad.
Tenía una chistera sin fondo.
Metió la mano en su chistera, y volvió a sacar otro amigo. Y otro, y otro. Y otro más. Tuvo miedo, pero aún así volvió a sacar otro.
Nunca dejaron de aparecer como por arte de magia. Y el ilusionista volvió a perder la cuenta.
Nunca llegó a saber todos los que habían, ni todos los que vendrían.
Al otro lado del oceáno, al otro lado del planeta, de su almohada o de su cuarto. Apostando en el portal, en la orilla de la playa o en los pasillos de la facultad.
Tenía una chistera sin fondo.
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