Hoy quiero que me hables de ti. No hay prisa: tenemos tiempo. Cuéntame algunos secretos, eso me apetece. Podrías empezar por hablarme de aquellas canciones que tienes casi olvidadas y te hacían sentir cosas. Cosas que ahora no sabrías explicar. Eso es lo que me gustaría, que me hables de cómo te imaginabas que sería el futuro cuando fueras mayor y ya no te diera miedo lo que hubiera debajo de la cama. De cómo fue que creciste y has llegado a ser una personita grande, un proyecto de vida. Cuéntame, eso me interesa, la vez que soñaste que te brotaban alas de la espalda y volabas.
Háblame de las cosas que te importaban, por ejemplo de tus peluches, tus peluches y tus pulseras. Háblame de cuando no podías hablar de tanta risa que te entró y te atragantabas, de la amiga que más envidiabas porque te sentías pequeña y feucha a su lado y aún asi la adorabas. Háblame de si te gustaba tu nombre -si todavía te gusta- y si llevabas caramelos a clase el día de tu cumpleaños, de jugar en el patio y los moratones en las rodillas, de si tenías una mochila llena de sueños y tu primera excursión. Háblame de todo eso, no hay prisa, quiero saber de tus vacaciones y lo que pensaste la primera vez que viste la nieve o el mar o la sonrisa de aquel chaval que te miraba distinto pero bien.
Hoy quiero que me hables de esas cosas, tenemos tiempo. Háblame de la mujer que tengo frente a mí, de si todavía te recoges el pelo y si sabrás reconocerme entre tanta gente.
Háblame de las cosas que te importaban, por ejemplo de tus peluches, tus peluches y tus pulseras. Háblame de cuando no podías hablar de tanta risa que te entró y te atragantabas, de la amiga que más envidiabas porque te sentías pequeña y feucha a su lado y aún asi la adorabas. Háblame de si te gustaba tu nombre -si todavía te gusta- y si llevabas caramelos a clase el día de tu cumpleaños, de jugar en el patio y los moratones en las rodillas, de si tenías una mochila llena de sueños y tu primera excursión. Háblame de todo eso, no hay prisa, quiero saber de tus vacaciones y lo que pensaste la primera vez que viste la nieve o el mar o la sonrisa de aquel chaval que te miraba distinto pero bien.
Hoy quiero que me hables de esas cosas, tenemos tiempo. Háblame de la mujer que tengo frente a mí, de si todavía te recoges el pelo y si sabrás reconocerme entre tanta gente.