viernes, 3 de abril de 2009


La chica de la agencia me aseguró que, por fin, habían encontrado al candidato perfecto. Un auténtico mirlo blanco. Me citó a media noche, bajo la vieja iglesia. Se demoraba un poco, así que me entretuve canturreando su nombre. Wally, Wally, Wally... En cuanto en la agencia me susurraron aquellas cinco letras, supe que él sería el definitivo. Apareció en un Mustang sucio, pero aquella luz azulada de las noches memorables resaltaba su jersey a rayas. Tenía rostro de gárgola y las manos tras la espalda. Se sorprendió mucho cuando me dirigí hacia él por su nombre. Qué coño Wally, dijo, me llamo Freddy.

Imagen: © Parée

Publicado por Puzzle a las 14:19
Etiquetas: ,

5 desvaríos  

 
>