Un avión tiene nombre de ciudades o países, de poetisas o escritores importantes. A Jacobo Fuentes le gusta volar en aviones plateados cuyos nombres se parecen a “Enrique Anderson Imbert” o, mejor aún, a “Julio Cortázar”. Son nombres estupendos para esos aviones. Posiblemente existen y nunca Cortázar cuando tomaba alguno de los vuelos transoceánicos con destino a París, podía imaginar que los aviones llevarían nombres como el suyo y un tal Jacobo Fuentes viajaría en ellos. Jacobo rumbo a festivales de jazz en Montreux -o al mismo París-, Jacobo y sus pentatónicas tristes silbando a Pastorius en los baños de clase turista. Jacobo Fuentes tomando tierra en aeropuertos de capitales europeas dentro de la panza del mismísimo Julio Cortázar.
Fotografía: © Susana Salguero
Fotografía: © Susana Salguero
3 desvaríos:
Me encantó tu versión de la metamorfosis, también el personaje de Jacobo Fuentes en un relato que tienes de hace tiempo, me encanta Cortázar. ¿Qué más se puede pedir?
Un abrazo
adoro los aeropuestos, los aviones, los cuentos de Cortázar y los escritores que juntan todo eso.
besos
bravo...bravísimo... saludísimo felino!!!
gracias en nombre de tantos cronopios de mañanas solitarias...
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