Te visitan en la hora más oscura todos tus amores perdidos. El camino de tierra que conducía al manicomio se despliega otra vez como los ojos de Edna Lieberman, como sólo podían sus ojos elevarse por encima de las ciudades y brillar. Y brillan nuevamente para ti los ojos de Edna detrás del aro de fuego que antes era el camino de tierra, la senda que recorriste de noche, ida y vuelta, una y otra vez, buscándola o acaso buscando tu sombra. Y despiertas silenciosamente y los ojos de Edna están allí. Entre la luna y el aro de fuego, leyendo a sus poetas mexicanos favoritos. ¿Y a Gilberto Owen, lo has leído?, dicen tus labios sin sonido, dice tu respiración y tu sangre que circula como la luz de un faro. Pero son sus ojos el faro que atraviesa tu silencio.
Sus ojos que son como el libro de geografía ideal: los mapas de la pesadilla pura. Y tu sangre ilumina los estantes con libros, las sillas con libros, el suelo lleno de libros apilados. Pero los ojos de Edna sólo te buscan a ti. Sus ojos son el libro más buscado. Demasiado tarde lo has entendido, pero no importa. En el sueño vuelves a estrechar sus manos y ya no pides nada.
(Roberto Bolaño)
Sus ojos que son como el libro de geografía ideal: los mapas de la pesadilla pura. Y tu sangre ilumina los estantes con libros, las sillas con libros, el suelo lleno de libros apilados. Pero los ojos de Edna sólo te buscan a ti. Sus ojos son el libro más buscado. Demasiado tarde lo has entendido, pero no importa. En el sueño vuelves a estrechar sus manos y ya no pides nada.
(Roberto Bolaño)
2 desvaríos:
yo quiero escribir como Bolaño, asiasí
me encanta Bolaño...
Besos
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