Hay que darse la vuelta. Es aconsejable situarse totalmente del revés los días pares y repetir esto mismo los impares. Si uno no es muy dado a las volteretas o las maniobras imposibles, puede solicitar ayuda en el teléfono que a continuación le ofrecemos en sus pantallas.
Previamente usted habrá llenado los bolsillos de todas las cosas que le sobran o no hacen falta. Casi nada hace falta, o casi nada que entre en un bolsillo. De paso se aprovecha y se mete lo inservible, lo que quedó viejo, lo gastado, incluído el teléfono de aquel tipo que le mira raro desde la fila de atrás y que se insinúa de manera descarada, día sí, día también. Es necesario darse la vuelta como a un jersey antes de echar a lavar, perder la cabeza, vomitar incluso los miedos. Uno se queda mejor cuando caen al suelo los domingos trabajados y las declinaciones conjugadas a lo largo de toda una vida. Si usted es una mujer presumida, también dese la vuelta, deje caer las barras de carmín gastado.
¿Escucharon alguna vez el tintinear de un manojo de pesares?, ya lo creo que sí, suenan como llaves, pero son sólo eso: pesares. El caso es dejar un charco de pesares alrededor y perder la orientación, mirar al suelo desde la postura del murciélago, cuando los tejados quedan lejos y a desmano. El mosaico de baldosas bien descifrado es un pequeño mapamundi con señales que dicen que todo hay que tomarlo -que mirarlo- del revés, sólo hay que dejar que caigan las bolitas de naftalina y los billetes de lotería que nunca tuvieron premio, el contenido entero de una vida resumida en dos o tres capítulos pésimos.
Conviene, eso sí, despedirse con elegancia de lo que a continuación desecharemos para siempre. Usted no volverá a ver las cosas del mismo modo.
Previamente usted habrá llenado los bolsillos de todas las cosas que le sobran o no hacen falta. Casi nada hace falta, o casi nada que entre en un bolsillo. De paso se aprovecha y se mete lo inservible, lo que quedó viejo, lo gastado, incluído el teléfono de aquel tipo que le mira raro desde la fila de atrás y que se insinúa de manera descarada, día sí, día también. Es necesario darse la vuelta como a un jersey antes de echar a lavar, perder la cabeza, vomitar incluso los miedos. Uno se queda mejor cuando caen al suelo los domingos trabajados y las declinaciones conjugadas a lo largo de toda una vida. Si usted es una mujer presumida, también dese la vuelta, deje caer las barras de carmín gastado.
¿Escucharon alguna vez el tintinear de un manojo de pesares?, ya lo creo que sí, suenan como llaves, pero son sólo eso: pesares. El caso es dejar un charco de pesares alrededor y perder la orientación, mirar al suelo desde la postura del murciélago, cuando los tejados quedan lejos y a desmano. El mosaico de baldosas bien descifrado es un pequeño mapamundi con señales que dicen que todo hay que tomarlo -que mirarlo- del revés, sólo hay que dejar que caigan las bolitas de naftalina y los billetes de lotería que nunca tuvieron premio, el contenido entero de una vida resumida en dos o tres capítulos pésimos.
Conviene, eso sí, despedirse con elegancia de lo que a continuación desecharemos para siempre. Usted no volverá a ver las cosas del mismo modo.
4 desvaríos:
Andar hacia adelante los dias pares, darse la vuelta y deshacer lo andado los impares... a lo mejor no llegamos a ningun lado, pero dicen que lo interesante es el viaje, no alcanzar el destino. Eso si, si no hay un restaurante de comida rapida por el camino... moriremos de hambre, o de sed.
Me lo enseñó un amigo. Para darse correctamente la vuelta hay que hacerlo por el ombligo. No importa que los días sean pares o impares ponerse del revés o patas arriba ni el momento, ni el lugar. A vista de murciélago, las formas escapan de la escala cromática; entre tono y semitono persiste todo un universo de ultrasonidos aún por explorar. El intento -aunque se quede en eso, en el mero intento- de comprender si “somos” o estamos de paso constituye en sí mismo un yugo más pesado que los propios pesares, al menos para los atletas de cuerpo y mente. Si te enroscas mucho corres el peligro de ahogarte con el cordón umbilical y si te alejas demasiado, éste se desgarra te pierdes y agonizas en el espacio cual astronauta descolgado de la estación espacial.
Insta, eso sí, la voluntad (divina palabra) de abarcarlo todo sin desear poseer nada... Entonces, depositas el menú sobre la mesa y yo, tan caprichosa como de costumbre, pido un posible Mouse de chocolate con nata de postre, y un reprobado Sírvamelo por el ombligo por favor.
Feliz 2007
(Sigue escribiendo como lo haces)
Saludos
Mbee
Se nos olvida un detalle importante...
Qué hacemos luego con los bolsillos, vacíos y deformados por el sitio que ocuparon los pesares?
Porque los pesares dejan huella. Rastros de olores, sabores, palabras que resonarán como ecos en esos maltrechos bolsillos, ...
Propongo otro número de teléfono para una buena limpieza en seco.
Y lo peor de todo...alguien se acordó de ese pobre bolsillo roto!!
Le preguntaron a Francisco de Asis por qué estaba frente a aquel altar rudimentario hecho de unas cuantas piedras y una cruz de madera colgado de cabeza, parado sobre sus manos...él sonrió y dijo:
Así debería ser, hermanos...los pies en el cielo y las manos, trabajando, tendiéndolas al otro, ocupadas en la tierra...
pensaba en esto al leer lo que escribiste, y también en el arcano de El Colgado...que pende de un pie y su simbología está relacionada con la confianza...tal vez sólo se traté de eso...de llenar bien los bolsillos, pararse de manos, y confiar...
Gracias, como siempre...
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