Decide que para conciliar el sueño se podría masturbar un rato pero enseguida se aburre y no puede terminar. A ella también le gustaba su sabor, su sabor y su olor dulce y pegajoso, que le cogiera fuerte de las caderas y le dijera cosas sucias al oído. Cosas sucias alternadas con cosas delicadas. Un día ella se cansó y dejó de ver en él todo lo que antes le parecía exquisito e interesante. En realidad, lo que ocurrió es que lo que al principio le atrajo de manera poderosa, luego le produjo un rechazo infinito. Hay que joderse.
Cae en un letargo suave, está empapado en una sopa dulce que sabe bien. Piensa en lo de casi siempre, lejos de preocuparse o asustarse, se tranquiliza, porque en cierto modo sabe que vendrán otras mujeres que le dejarán en la mesita de noche, los mismos reproches, la misma vieja y conocida sensación de haber vivido aquello una y mil veces.
5 desvaríos:
Si te desvelas o/y no concilias el sueño o/y sientes un intenso calor... soy tan fria que puedo helarte el corazón. Rescátame
una y mil veces...
excelente, cada día, perdón, cada hora - mejor!
hay que leer tus textos de nuevo después de un tiempo, han decantado y madurado - también uno
saludos!
Me gustó mucho, como siempre.
Una pregunta: ¿tenés activado el feed del sitio? Porque no encuentro la forma de agregarte a mi feed reader. Saludos.
Hoy decía mi agenda: Hasta después del llanto más sublime, siempre acaba uno por sonarse...
Volverán a sacarnos de quicio y a envolvernos de nuevos olores que siempre, no se porqué, seguirán resultándonos familiares y, a la vez, sorprendentemente nuevos...
Un beso, J.
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