A mí me gusta la señorita Amparo. Creo que a ella también le gusto un poco porque me rasca la cabeza cuando me levanto a preguntarle si puedo ir al baño. Voy mucho al baño porque así tengo que pedirle permiso. Los otros niños no saben que ella huele a pan de leche y a camposanto. Mañana me acercaré a su mesa y le regalaré mi colección de canicas. Entonces me rascará la cabeza y me dirá todas esas cosas bonitas. A mí me gusta mucho la señorita Amparo, mucho más que cualquier otra cosa, más que mis canicas y que arrancarles el rabo a las lagartijas. Yo creo que a ella también le gusto un poco, así que de aquí a unos días, le tiraré del pelo y esconderé su estuche de lapiceros dentro de mi caja de gusanos de seda. Que no crea que lo va a tener tan fácil.
Imagen: © Snailbooty
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