sábado, 29 de enero de 2005


Sábado noche, Café Vincent´s; The Hangover Back-up Blues Band tocan Cocaine en el escenario que justo ayer hacía las veces de campo de batalla de tres parejas que juegan a los dardos todas las tardes (deporte casi nacional en Holanda) después de cenar. Los músicos están algo pasaditos en años, pero el cantante y uno de los guitarristas (el de aspecto “santanero”) son realmente buenos, aunque mi favorito es el tipo de la armónica, entre cerveza y cerveza hace locuras con las escalas cromáticas y hace que llore un blues. Bromeo, “parecen los Beach Boys”, casi como La Ley , aquella vieja broma que nació en Canarias con la gente de la escuela de ingenieros al ver la foto de la portada de uno de los últimos discos. Alguien dijo que Alberto (uno de los guitarristas) tenía aspecto de surfero retirado. Joder, tendríamos las pintas que tuviéramos, pero tienes que ver cómo suena todavía la máquina de hacer pop (aunque desde que entró Juan, somos mucho más rockeros que nunca). Tengo mono de tocar mi armónica y mi bajo, tenía que haber pillado la guitarra para intentar terminar de componer alguno de los temas que andan a medias. Con la tercera cerveza decido pasar al bourbon con hielo (querencia aprendida de Maite, aquella relaciones públicas de varios de los mejores garitos de Madrid ) y subirme a un viaje en el tiempo. Vuelo 15 años atrás y las diapositivas comienzan a pasar rápido. Siempre he dicho que fui afortunado porque pude llegar a vivir uno de los sueños de aquel niño que se encerraba en el cuarto a inventar que subía a un escenario distinto cada día. Recuerdo la primera grabación como si fuera ayer, en aquel diminuto estudio de barrio , la primera entrevista y el primer recorte de prensa. Cómo las cosas fueron siguiendo su curso y todos y cada uno de los grupos con los que he tocado. La evolución de los acontecimientos, la prueba de fuego para entrar en La Ley y la primera gira. Las fiestas que montábamos en la furgoneta (nuestra segunda casa cuando teníamos 20 ) y en los bares. Aquel verano en el que levantamos con nuestras propias manos el que sería el mejor local de ensayo de la ciudad (que se lo pregunten a Bunbury, a Sopeña o a cualquiera que lo haya frecuentado) y las primeras audiciones para discográficas de Madrid. Las primeras peleas por la misma chica y el día que casi dejo el grupo porque Alberto me levantó a la novia , mis primeros pinitos como técnico de sonido y productor en el estudio de Juanjo. Los ensayos interminables y diarios, las noches de juerga en El Purnas (y la canción que le dedicamos) y la emoción de escuchar a Joaquín Luqui presentar nuestro primer disco rojo. Desde entonces , pasó de todo, tocar ante quince personas y ante dos mil aquella noche gloriosa con los Birras o en Madrid con un autocar lleno de gente que vino desde Zaragoza (la noche de Leti) y Chema (el mejor manager que te puede tocar en suerte) atendiendo a los medios. El primer single, el primer contrato y aquella congregación de grupis en la puerta de la En Bruto. Los ensayos con público que duraban hasta el amanecer y las broncas con Héctor por ver quién hacía este o aquel arreglo. Las jugarretas que le gastábamos a Nacho dejándolo siempre en garitos de perversión a horas prohibidas mientras Juan y yo nos íbamos por la puerta de atrás. La cara de orgullo de mis padres la primera vez que hicimos una televisión a nivel nacional o cuando se mezclaban entre el público en alguna entrega de premios. Si paso una a una las diapositivas, sin duda me quedo con la sensación de estar tocando con los chicos, importa poco el sitio, buscando acordes imposibles y apurando la última cerveza con la increíble sensación de haber levantado algo grande a lo largo de todos estos años sin dejar de buscar la canción, la melodía perfecta, el sonido redondo , mirándonos con complicidad en el gran espejo bajo la luz amarilla que dibuja nuestras figuras de niños que soñaban con subir a un escenario todas las noches, sin necesitar nada más.

Echo de menos a los chicos, a la banda y el viejo local , la fotografía es la de la última tarde con el suelo hundido y el gran barco naufragando en nuestro gran de rincón de los sueños , conmigo sentado en aquella silla compartida.

Sábado noche, Café Vincent´s; The Hangover Back-up Blues Band se arriesgan con una de Morrison y yo me conformaría con subir a tocar un par de temas. Sería el final perfecto.

Publicado por Puzzle a las 23:45
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4 desvaríos:

Anónimo dijo...

Una de las chicas de la panda es fan de La Ley desde hace años!. Cuando les dije que te conocía (al menos por aquí) les encantó entrar en tu Puzzle. Dicen que teniais unas canciones estupendas y que hay una tuya que es preciosa , creo que se llama "Araceli". Puede ser?. Es cierto que aún os juntais?. Avisa para el próximo concierto, que estaremos seguro!.

Vero (de nuevo).

Anónimo dijo...

Hay diapositivas que sin duda vale la pena conservar... Casi puedo visualizar alguna de las que describes... Cuídalas mucho.
Un beso.

Anónimo dijo...

Leyendo tus vivencias del grupo, tambien recuerdo yo la ilusion que teniais por triunfar, ahora eso es lo de menos, ya eres un triunfador en otras cosas, besos.

gonzalvo dijo...

Ya queda poco para que nos juntemos de nuevo. La banda está lista para mi regreso, tenemos local con suelo nuevo y engomado!. Tengo muchas ganas de tocar con los chicos. Muchas.

 
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