jueves, 16 de diciembre de 2004


Ya va quedando menos de tí, de tus ganas de vivir, de tu luz y de tu sonrisa de ángel. Menos de tus manos arrugadas y de tus recuerdos dispersos, menos de tu coquetería y de tus batallitas con el abuelo. No encuentro la manera de decirte que no quiero que te vayas, que me encantaría (como te dije anoche) que vieras crecer a mis hijos y la parte de mí que no deja de ser cada día un poco más persona. La manera de soltarte la mano y decirte adiós, mientras te encargas de revivir las flores que encuentres a tu paso, ese paso del que también va quedando menos.

Va quedando menos tiempo, menos tardes para ver cómo te tomas la sopa y explicarte que no encuentro aún a la chica adecuada, para que vuelvas a decir que seguro que está cerca y yo no me doy cuenta. Y entonces bromeo y te digo una barbaridad que tú sigues con la cara desencajada por una mueca que termina en risa. Risa de la que va quedando menos. Todo es menos desde que sabemos que tienes prisa en partir.

Todo eso es lo que pienso mientras te miro, no puedes saberlo porque ya me encargo de que no me lo notes en la cara. Te saco la lengua y te despeino, te digo que pronto en casa volveremos a dejarte el pelo como a ti te gusta . Es posible que tú también nos engañes a tu modo, que te hagas la olvidadiza y que nos digas para consolarnos que te vas a quedar, pero yo creo que no, que no quieres quedarte porque ya lo has dado todo. Lo que siempre hiciste mejor, darte entera. Mientras tanto cuéntame otra vez esa historia, las de mi guardería y la de cómo te enamoraste del único hombre que amaste en tu vida, la de las veces que fuiste cocinera o enfermera, las aventuras de la guerra o lo malo que era mi padre a los quince. Yo no pienso dejarte, no podría, así que si me lo permites, esta noche volveré a tocar a la puerta de la 127 y te saludaré con mi mejor sonrisa, te besaré la frente y te diré que te quiero. Mil veces te quiero. Mil vidas te quiero.

Va quedando menos, hoy nos lo dijeron y se quedaron tan anchos. Están acostumbrados a las despedidas lentas y a las mismas caras de hermetismo de siempre. No entienden que cuando te vayas , mi parte de niño que iba a la guardería se quedará esperando en el patio a que me vengas a recoger y que , aún sabiendo que va quedando menos, te seguiré aguardando un poquito cada día.

Publicado por Puzzle a las 16:35
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1 desvaríos:

Anónimo dijo...

...me has dejado la piel de gallina...

 
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