jueves, 22 de septiembre de 2005


« […] En cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado en tila que mi tía me daba (aunque todavía no había descubierto y tardaría mucho en averiguar el por qué ese recuerdo me daba tanta dicha), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres, y en donde estaba ese truncado lienzo de casa que yo únicamente recordaba hasta entonces; y con la casa vino el pueblo, desde la hora matinal hasta la vespertina y en todo tiempo, la plaza, adonde me mandaban antes de almorzar, y las calles por donde iba a hacer recados, y los caminos que seguíamos cuando hacía buen tiempo. Y como ese entretenimiento de los japoneses que meten en un cacharro de porcelana pedacitos de papel, al parecer, informes, que en cuanto se mojan empiezan a estirarse, a tomar forma, a colorearse y a distinguirse, convirtiéndose en flores, en casas, en personajes consistentes y cognoscibles, así ahora todas las flores de nuestro jardín y las del parque del señor Swann y las ninfeas del Vivonne y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y Combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té […]»

(Marcel Proust, En busca del tiempo perdido: Por el camino de Swann)

Publicado por Puzzle a las 23:15
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10 desvaríos:

Anónimo dijo...

Me encanta Proust y el pasaje que has elegido es estupendo, uno de mis favoritos.

Enhorabuena por tu blog.

Saludos desde Chile.

Anónimo dijo...

Proust tenía una manera impresionante de hablar en primera persona, utilizaba los tiempos verbales de modo preciso y precioso y conseguía engancharte como pocos novelistas de todos los tiempos han conseguido.

Formidable.

Besos desde Argentina.

franhilz dijo...

los recuerdos son como resortes apretados en los lugares más increíbles - tazas de té, cajones, sabores, aromas, a veces una brisa de mar, el movimiento de una follaje, el sonido de un río...
a veces una risa, una voz...
a veces un simple rayo de luz dede una ventana...

saludos, amigo!

Anónimo dijo...

Qué buen gusto tienes para elegir los textos , amigo mío. Lo mismo para las fotos y tus ficciones. Te felicito de manera sincera.

Un abrazo desde Madrid.

Miss Mag dijo...

Lindo post...es que las magdalenas...je,je,je.
Te dejo un regalo de primavera, para que lo uses por allá cuando ya no quede sol.

BATALLAS HUBO
I

Casi al amanecer, el mar morado,
llanto de las adormideras, roca viva,
pasto a las luces del alba,
triste sábana que recoge entre asombros
la mugre del mundo.
Casi al amanecer, en playas de pizarra
y agudos caracoles y cortantes corolas,
batallas hubo, grandes guerras mudas
dejaron sus huellas.
Se trataba, por fin,
del amor y sus hirientes hojas,
nada nuevo.
Batallas hubo a orillas del mar
que rebota ciego y desordenado,
como un reptil preso en los cristales del alba.
Cenizas del amor en los altares del mundo,
nada nuevo.

Álvaro Mutis

Anónimo dijo...

Una buena selección (a mi parecer) de cumbres textuales de la literatura hallaréis en

decir-lo-indecible.blogspot.com

A mí recomendáronmela y desde entonces intento pasar la voz. Ah y gracias por este interesante blog, al que vine buscando a Proust y quedéme un rato.

Anónimo dijo...

Si leeis y sentis a Proust escuchando "Claro de Luna" de Chopin, os aseguro que lloraréis.Sublime experiencia!!!!

borrego dijo...

¡Por elamor de dios! ¿cómo vas a leer a Prosut y escuchar a Chopin a la vez?. Lloras sí,pero de impotencia. No puedes concentrarte en los dos a la vez. Es como hacer el amor al tiempo que te comes una merluza a la vasca.

Roberto dijo...

Proust me desconcierta, me fascina...has elegido un texto muy hermoso.

muchas suerte con tu blog, me gusta mucho.

un abrazo

NÉSTOR dijo...

Me encanta, debajo de mi casa han abierto un obrador de panadería donde ves como amasan la harina y hornean las magdalenas. Está en Madrid, calle Regueros, y se llama La Magdalena de Proust. Hacen unas magdalenas y un pan que evocan todos los recuerdos. Además no usan ni aditivos, ni mejorantes, y también harinas ecológicas. Se llaman Ultramarinos La Magdalena de Proust. Todos los productos son Ecológicos, de pequeños productores, cooperativas, fundamentalmente españoles. Os animo a que evoquéis vuestros recuerdos como escriben en las camisetas de la tienda: "Agri_cultura de los sabores perdidos". La dueña, además de diseñadora del local, es la escenógrafa de las últimas películas de Carlos Saura: Fados; Flamenco, Flamenco; Carmen.

 
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