viernes, 12 de agosto de 2005


Miguel dice que los aviones buscan el viento, que si los dejáramos sin control en mitad del cielo, se volverían a buscarlo, que son listos, que saben volar solos y que nosotros , nosotros sólo podemos intentar que ellos no nos lleven donde quieren. Los aviones saben volar, son listos, muy listos. Me gustan las certezas de Miguel, como quien tiene una buena mano de cartas y juega su partida decidido y resuelto. Los aviones buscan el viento y si los soltamos en medio del cielo, saben volar.

Se acerca tormenta y uno nunca sabe lo que le depara el cielo. Eso también me lo enseña Miguel. Se puede mirar al cielo e intentar descifrar lo que nos está diciendo, pero el cielo siempre se guarda algo de información, siempre algo tiene que no nos dice. Y luego las nubes, y los nombres de las nubes, como nombres de mujeres misteriosas, sus formas , mirar su vientre lleno de agua , cómo cambia, cómo se hincha y Miguel, dibujando en el aire corrientes térmicas, explicando cómo se comportan las nubes, y que las nubes no se entienden, no del todo, como las mujeres - dice- pero yo creo que algunas (mujeres) sí se entienden, y le digo lo que creo, y entonces Miguel que dice bueno, pero las nubes no, las nubes no se entienden.

Las nubes no se entienden y el cielo se está cerrando, tenemos que volver al campo de vuelo, tomo los mandos y el avión se pone insolente, Miguel se ríe, me cuenta acerca del timón, del alabeo, de cómo cabecear en vuelo y luego enseguida me anima, dice que estoy volando bien, pero yo sé que no, que Miguel siempre te anima y le saca el lado bueno a todo, hay turbulencias, que es como lanzarse en tobogán hacia arriba y una corriente térmica (de panza de nube repleta de agua) nos saca de rumbo. El cielo se cierra, a la altura de Tardienta unas nimbus amenazan descargar antes de tiempo, imposible decir cuánto, imposible cuándo. Tenemos que volver, buscamos rumbo a casa, fijamos un punto de referencia antes de que el cielo se termine de cerrar y una enorme nube-mujer con el vientre repleto de agua nos devore y nos parta en dos. Yo sé que ahora , en el campo, andan mirando al cielo y que en algún sitio está descargando un mar de lluvia , en alguna parte, no muy lejos de aquí.

Publicado por Puzzle a las 21:30
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4 desvaríos:

Anónimo dijo...

Tienes suerte de tener un amigo como Miguel y Miguel tiene suerte de tenerte como amigo. Es maravilloso saber que siempre hay alguien incondicional a nuestro lado. Me gusta la historia de Miguel y Jorge volando los cielos de Zaragoza.

Un besote para los dos.

Anónimo dijo...

Hey!!!...foto y texto preciosos!...enhorabuena!

Nachete

franhilz dijo...

¿quiere usted asegurar una excelente lectura casi diaria?
mire... éste blog, se llama Puzzle, ya verá...

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Eh, amigo! - gracias por el dato del blog...
tá re bueno! lo leo siempre.
- me alegro!
- yo también!

Anónimo dijo...

Nos llevas a volar? me llevas a volar? volamos? volamos?

Saludos de una desconocida un poco loca.

 
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