domingo, 24 de octubre de 2004


Nada al azar ni a los duendes, al menos no todo. Tomemos las manos y los pinceles, los lienzos en blanco y los poderosos argumentos de nuestros anhelos y lanzemos pozales de pintura contra el espacio en blanco. Una vez desparramados los mares de colores contra el vacío, tiremos los mismos pinceles por las pendientes más empinadas y usemos las manos desnudas como brochas que establecen los retazos de las primeras formas. Alejémonos a una distancia adecuada para ver los primeros latidos de nuestra pequeña obra maestra y fijemos la profundidad y el relieve adecuado. Es hora de escoger el grosor de los trazos y la escala cromática que mejor se adapte a nuestro estado de ánimo, la propuesta puede (debe) ser arriesgada y divertiva, considerando además que el azar y los duendes emborronarán parte de lo dibujado, con las mismas manos-brocha aplastaremos pegotes de pintura contra lo establecido para poder liberarnos de los que pretenden mostrarnos el camino adecuado.

Sólo nos está permitido soltar la paleta para ir en busca de un río y una cesta llena de piedras , podemos pintarlas de colores con las manos y bautizarlas con nombres de tormentas y desasosiegos, inmediatamente después las lanzaremos al río y nos olvidaremos de lo que nos impide conciliar el sueño. Volveremos a nuestra pequeña obra maestra con un aire renovado de artistas enloquecidos por la vida y acompañaremos los siguientes golpes de genio con una melodía que nos entusiasme y nos permita dibujar a ritmo de su cadencia. Con cada línea pensaremos en un lugar feliz conocido o por conocer, alargaremos el trazo tanto como nos permita el viaje virtual y cambiaremos de color y de textura empleando cualquier tipo de material y técnica. Todo vale menos el abandono.

Una vez concluída la primera versión de nuestro lienzo, no lo consideraremos definitivamente terminado. Lo situaremos en la estancia más iluminada y organizaremos una barbacoa para mostráserlo a conocidos y amigos. Tildaremos de necio a todo aquel que decida opinar gratuitamente acerca de la combinación de colores escogida y le proporcionaremos una buena ración de carne chamuscada que conviene tener siempre preparada para cierto tipo de personas. Excluiremos de próximas invitaciones a todos los aprendices de expertos de todo y una vez que la fiesta concluya abriremos una botella de vino y haremos el amor con la persona amada. Conviene embadurnar primero los cuerpos de pintura (o chocolate) y retozar sobre una sábana blanca y virgen hasta que amanezca.

Publicado por Puzzle a las 22:10
Etiquetas:

 

1 desvaríos:

Anónimo dijo...

¿Qué hay que hacer para participar en esa fiesta?. Me encanta el chocolate y las sábanas vírgenes.

 
>