lunes, 9 de agosto de 2004


La playa reclamaba atención. El niño del rastrillo y la pala, edificó su primer castillo de arena a la edad de 4 años. 5 minutos fue el tiempo que se mantuvo en pie. Un golpe de mar, se encargó de derribarlo sin esfuerzo. Comenzó a dedicar todos sus veranos a levantar castillos. Lo único que le fascinaba. Ni pirámides, ni sirenas, ni estrellas de mar, ni pozos profundos en la arena. Sus castillos, siempre fueron derribados por las olas.

Investigó todo tipo de técnicas y materiales. Probó con diferentes herramientas. Con agua dulce y salada, con cubos de diferentes tamaños, y estructuras cada vez más sólidas. Aprendió intuitivamente a hacer cimientos. Pero el mar podía con todo. Con 9 años, contrató por una colección de cromos, a su primer capataz. Y la playa siguió arrastrando castillos.

A los 12, su primera novia formal, le abandonó por su obsesión . A los 15, había aprendido todo lo que se puede saber acerca de murallas de contención. Pero nada mantenía en pie su fortaleza. A los 18 se matriculó en la universidad. 7 años después firmó su primer proyecto como arquitecto : una cárcel de máxima seguridad.

Dedicó el resto de su vida a diseñar prisiones, centros de reclusos e internados de salud mental. Con sus fortalezas y sus murallas, con sus torres de vigilancia y sus fosos. Lo más parecido a los castillos que inventaba el niño del rastrillo y la pala. Se enamoró de una antigua compañera de carrera, y se casó a la edad de 27. Tuvieron un hijo. Fué un buen compañero y un padre ejemplar

El día que su pequeño cumplió 4 años, decidieron regalarle un rastrillo y una pala, y se fueron a la playa. Entonces entendió, que todos los castillos de arena, tarde o temprano desaparecen bajo el mar.

Publicado por Puzzle a las 7:20
Etiquetas:

 

1 desvaríos:

Susana Aparicio dijo...

Pero que no olvide que no hay nada mas bonito que crear aquello que has ideado, ya sean castillos de arena o toda una vida, aunque luego se derrumben... porque siempre se puede volver a empezar si la ilusion esta alli.

Un abrazo!

 
>